La primera parte AQUI (Ribadeo - Fisterra)
Una vez degustados los manjares que nos ofrecerán muy amablemente en alguno de los chiringuitos de Fisterra, continuamos, siempre por la carretera que rodea la costa, la N-550, pasando por Corcubión y Cee (y un montón de playas preciosas). Al llegar al lugar de Ézaro, subid al mirador, con un poco de suerte podréis ver la única cascada de Europa que desemboca al lado del mar. Seguimos costeando. Playa de Carnota, una de las más grandes de Galiza, enorme. Disfrutad de estos tramos de carretera, pocos hay tan cerca del mar, tan preciosos, conducid tranquilos, que vale la pena. Llegamos a Muros, paseadlo porque también es muy interesante. Allí encontraréis varios sitios coquetos para comer. Seguimos, pasando por Outes y llegamos a Noia.
Una vez degustados los manjares que nos ofrecerán muy amablemente en alguno de los chiringuitos de Fisterra, continuamos, siempre por la carretera que rodea la costa, la N-550, pasando por Corcubión y Cee (y un montón de playas preciosas). Al llegar al lugar de Ézaro, subid al mirador, con un poco de suerte podréis ver la única cascada de Europa que desemboca al lado del mar. Seguimos costeando. Playa de Carnota, una de las más grandes de Galiza, enorme. Disfrutad de estos tramos de carretera, pocos hay tan cerca del mar, tan preciosos, conducid tranquilos, que vale la pena. Llegamos a Muros, paseadlo porque también es muy interesante. Allí encontraréis varios sitios coquetos para comer. Seguimos, pasando por Outes y llegamos a Noia.
Aquí me paro. Vale mucho la pena bucear por esta villa coqueta y con un casco viejo merecedor del apelativo de “2ª Santiago”. Feria los domingos por la mañana, con productos riquísimos: verduras, huerta, quesos, miel, aguardientes Os encantará. Daros cuenta que estamos muy cerca de Santiago. Y ya que lo nombro, daremos un salto a Santiago, hacia el interior, por la N-543, una vez allí, os dejo a vuestro libre albedrío para que la conozcáis... ¿Qué os voy a contar yo de Santiago que no encontréis en alguna buena guía?, solo digo que es IMPRESCINDIBLE.
Regresamos a Noia para no perderse la ruta por la
costa de la península do Barbanza. Una vez en Noia, seguimos hacia el
sur por la N-550 (hacia Ribeira). Ese recorrido está plagado de playas
preciosas, salvajes, peligrosas por el oleaje y su resaca, con muy poca
gente. No dejéis de lado la playa de As Furnas. Por esa zona (no se bien
donde) se rodaron las escenas de playa de “Mar Adentro”. Porto do Son, un poco
más adelante, o castro de Baroña, metido en el mar. No os lo perdáis. Cabo y faro de Corrubedo y el Parque Natural de las dunas de Corrubedo. Im-pres-cin-di-ble. Praia do
Castro, cerca ya de Ribeira. Muy buena. Ribeira mismo es grande y con
varios sitios interesantes para comer. No os vayáis de esa zona sin subir al mirador de A Curota.
Seguimos hacia A Pobra do Caramiñal por la carretera vieja, no
os metáis en la autovía. Ojo, la carretera es muy retorcida, despacito.
Boiro, Rianxo, seguimos y a la altura de Catoira, antes de cruzar el puente de la ría de Vilagarcía, podéis optar por dar un salto a Padrón (esta vez si por la autovía, es un momento). Si es domingo por la mañana, veréis un feirón impresionante. Está bien para comprar productos de aquí o quedarse a comer (pulpo, empanada, churrasco...). Aquí podéis visitar la Casa-Museo de nuestra poetisa internacional Rosalia de Castro.
Volver a Catoira por la autovía y cruzad el puente. Allí a lado están las Torres do Oeste de Catoira, sitio cargado de simbolismo Celta y mil historias más. Hay una fiesta que se celebra el primer domingo de agosto, “A Romaría Viquinga de Catoira”: desembarco de Viquingos, viño, festa, gaitas... Realmente aconsejable, llevad ropa vieja, pues os bañarán en vino.
Si sobrevivís sanos y salvos a los viquingos, seguir bordeando la costa hacia Vilagarcía. He de decir que, más o menos a partir de aquí y hasta Baoina, la cosa se pone dura en cuanto al mogollón turístico se refiere (meses de julio y agosto). Vilagarcía de Arousa es una casi medio ciudad. Tenéis de todo.
Seguimos dirección sur y os invito a que visitéis la Illa de Arousa, volver a “tierra” y dirigiros a Cambados. Zona vieja muy interesante y como no. Tierra del viño albariño. Acercaros a O Grove y A Illa de A Toxa. Turisteo puro y duro. En el puerto de O Grove hay unos barcos que, por un módico precio, os dan una vuelta por la ría desde los que podéis ver los pobladísimos fondos marinos gracias a sus quillas con ventanas. Resulta muy interesante para los críos Os invitan a mejillones y vino blanco a bordo. Podéis coger un auténtico empacho de ese manjar y de paso, un buen puntito de albariño, que os hará bajar del barco dando tumbos, si es que no os caéis al agua. Ojo, no seríais los primeros. Cerca de O Grove, en San Vicente, está el acuario, muy interesante también para los niños.
Siguiendo la costa, pasaréis, camino de Sanxenxo, por la playa de “A Lanzada”, verdadero icono playero donde los haya. Venteada (ideal para surf y cometas), larguísima (para paseos en bici os aburriréis), siempre hay alguna furgo por allí aparcada. Por Sanxenxo pasar sigilosamente, seguimos costa y arribamos a Combarro. Sus típicos hórreos al lado del mar y sus casitas de marineros. Cerca, varios chiringuitos para comer algo. Al pasar al lado de Poio, podéis visitar el Monasterio de S. Xoán de Poio, del S. XVI-XVIII. Siguiendo la ruta, entramos en Pontevedra. No os la perdáis. Ciudad encantadora, peatonalizada, casco antiguo que le envidia pocas cosas a Santiago. En donde hay muchísimo para ver, se come de vicio en bares tascas y tabernas, de tapeo, de vinitos...
Ahora nos metemos, siguiendo costa, como no, a conocer la siguiente península: la de O Morrazo. De Pontevedra cogemos dirección Marín y pasado este llegamos a Bueu donde podéis coger un barquito que os lleva a las Illas de Ons, si os apetece. Ir a cabo Home, con las Illas Cíes al lado. La playa de Barra, muy famosa aquí, nudista, por si os presta y os gusta airear vuestro cuerpo por entero. Pasamos por Cangas, Moaña y llegamos a Vilaboa. Ahí enganchamos otra vez la carretera N-550 . Al pasar por Arcade y os apetece una auténtica mariscada, parad en cualquiera de los restaurantes y bares, que os la servirán bien regada. Tienen merecida fama por su relación calidad-precio. Allí mismo, en Arcade, en medio de la ría, se encuentra, la isla de San Simón, el antiguo lazareto y después vergonzosa cárcel nacional durante la guerra civil, que ha sido recientemente restaurada y acondicionada para su disfrute. Durante la marea baja, casi se puede llegar andando.
Pasáis por Redondela y tiráis hacia Vigo. Si os apetece parar, pues hacedlo. Tenéis suficiente info en internet sobre ella. Poquito después, en las afueras, la playa de Samil. En verano un auténtico hervidero de gente, pero la zona está muy bien acondicionada. Seguid la costa, para no perder la costumbre.
La zona de Playa America y Baiona: Castillito, tiendas, réplica de la carabela. A partir de aquí, el mogollón turístico se relaja y empieza uno a respirar mejor. Parad a ver el hermoso monasterio de Sta. María de Oia, al borde del mar. Precioso. Esta es una de las zonas más bonitas, la carretera discurre sinuosa a pocos metros del mar, durante bastantes kilómetros, si el mar está bravo y picado, es una gozada. Llegaréis por fin a A Guarda, final del trayecto de costa. Al confluir el río Miño con el Atlántico, se acabó Galiza... y España. Al otro lado de “a raia” está Portugal. Otro paraíso. En A Guarda, en el muelle, plagado de casitas de colores, marineras, hay varios chiringuitos para comer. Subid al monte Sta. Tegra, donde está uno de los mejores Castros Celtas que veréis nunca. Las vistas desde arriba también valen mucho la pena.
Seguid bordeando ahora el río Miño hasta Tui, sigue mereciendo la pena y visitar este pueblo, cargadísimo de historia. La catedral, poco conocida, no os la perdáis. Atravesando el puente de hierro sobre el Miño, entráis en Portugal, en concreto en Valença. Buen sitio (lo fue más hace años) para hacer compras a buen precio. Es un pueblo-centro comercial. No por eso, sino por sus calles, casas, murallas y vistas, merece la pena ir un rato.
Boiro, Rianxo, seguimos y a la altura de Catoira, antes de cruzar el puente de la ría de Vilagarcía, podéis optar por dar un salto a Padrón (esta vez si por la autovía, es un momento). Si es domingo por la mañana, veréis un feirón impresionante. Está bien para comprar productos de aquí o quedarse a comer (pulpo, empanada, churrasco...). Aquí podéis visitar la Casa-Museo de nuestra poetisa internacional Rosalia de Castro.
Volver a Catoira por la autovía y cruzad el puente. Allí a lado están las Torres do Oeste de Catoira, sitio cargado de simbolismo Celta y mil historias más. Hay una fiesta que se celebra el primer domingo de agosto, “A Romaría Viquinga de Catoira”: desembarco de Viquingos, viño, festa, gaitas... Realmente aconsejable, llevad ropa vieja, pues os bañarán en vino.
Si sobrevivís sanos y salvos a los viquingos, seguir bordeando la costa hacia Vilagarcía. He de decir que, más o menos a partir de aquí y hasta Baoina, la cosa se pone dura en cuanto al mogollón turístico se refiere (meses de julio y agosto). Vilagarcía de Arousa es una casi medio ciudad. Tenéis de todo.
Seguimos dirección sur y os invito a que visitéis la Illa de Arousa, volver a “tierra” y dirigiros a Cambados. Zona vieja muy interesante y como no. Tierra del viño albariño. Acercaros a O Grove y A Illa de A Toxa. Turisteo puro y duro. En el puerto de O Grove hay unos barcos que, por un módico precio, os dan una vuelta por la ría desde los que podéis ver los pobladísimos fondos marinos gracias a sus quillas con ventanas. Resulta muy interesante para los críos Os invitan a mejillones y vino blanco a bordo. Podéis coger un auténtico empacho de ese manjar y de paso, un buen puntito de albariño, que os hará bajar del barco dando tumbos, si es que no os caéis al agua. Ojo, no seríais los primeros. Cerca de O Grove, en San Vicente, está el acuario, muy interesante también para los niños.
Siguiendo la costa, pasaréis, camino de Sanxenxo, por la playa de “A Lanzada”, verdadero icono playero donde los haya. Venteada (ideal para surf y cometas), larguísima (para paseos en bici os aburriréis), siempre hay alguna furgo por allí aparcada. Por Sanxenxo pasar sigilosamente, seguimos costa y arribamos a Combarro. Sus típicos hórreos al lado del mar y sus casitas de marineros. Cerca, varios chiringuitos para comer algo. Al pasar al lado de Poio, podéis visitar el Monasterio de S. Xoán de Poio, del S. XVI-XVIII. Siguiendo la ruta, entramos en Pontevedra. No os la perdáis. Ciudad encantadora, peatonalizada, casco antiguo que le envidia pocas cosas a Santiago. En donde hay muchísimo para ver, se come de vicio en bares tascas y tabernas, de tapeo, de vinitos...
Ahora nos metemos, siguiendo costa, como no, a conocer la siguiente península: la de O Morrazo. De Pontevedra cogemos dirección Marín y pasado este llegamos a Bueu donde podéis coger un barquito que os lleva a las Illas de Ons, si os apetece. Ir a cabo Home, con las Illas Cíes al lado. La playa de Barra, muy famosa aquí, nudista, por si os presta y os gusta airear vuestro cuerpo por entero. Pasamos por Cangas, Moaña y llegamos a Vilaboa. Ahí enganchamos otra vez la carretera N-550 . Al pasar por Arcade y os apetece una auténtica mariscada, parad en cualquiera de los restaurantes y bares, que os la servirán bien regada. Tienen merecida fama por su relación calidad-precio. Allí mismo, en Arcade, en medio de la ría, se encuentra, la isla de San Simón, el antiguo lazareto y después vergonzosa cárcel nacional durante la guerra civil, que ha sido recientemente restaurada y acondicionada para su disfrute. Durante la marea baja, casi se puede llegar andando.
Pasáis por Redondela y tiráis hacia Vigo. Si os apetece parar, pues hacedlo. Tenéis suficiente info en internet sobre ella. Poquito después, en las afueras, la playa de Samil. En verano un auténtico hervidero de gente, pero la zona está muy bien acondicionada. Seguid la costa, para no perder la costumbre.
La zona de Playa America y Baiona: Castillito, tiendas, réplica de la carabela. A partir de aquí, el mogollón turístico se relaja y empieza uno a respirar mejor. Parad a ver el hermoso monasterio de Sta. María de Oia, al borde del mar. Precioso. Esta es una de las zonas más bonitas, la carretera discurre sinuosa a pocos metros del mar, durante bastantes kilómetros, si el mar está bravo y picado, es una gozada. Llegaréis por fin a A Guarda, final del trayecto de costa. Al confluir el río Miño con el Atlántico, se acabó Galiza... y España. Al otro lado de “a raia” está Portugal. Otro paraíso. En A Guarda, en el muelle, plagado de casitas de colores, marineras, hay varios chiringuitos para comer. Subid al monte Sta. Tegra, donde está uno de los mejores Castros Celtas que veréis nunca. Las vistas desde arriba también valen mucho la pena.
Seguid bordeando ahora el río Miño hasta Tui, sigue mereciendo la pena y visitar este pueblo, cargadísimo de historia. La catedral, poco conocida, no os la perdáis. Atravesando el puente de hierro sobre el Miño, entráis en Portugal, en concreto en Valença. Buen sitio (lo fue más hace años) para hacer compras a buen precio. Es un pueblo-centro comercial. No por eso, sino por sus calles, casas, murallas y vistas, merece la pena ir un rato.